Las ferias

Durante la Baja Edad Media, Europa Occidental conoce un periodo de gran desarrollo urbano y mercantil. Con el objetivo de estimular el comercio, las monarquías nacientes impulsaban iniciativas encaminadas a potenciar económicamente determinadas zonas de su territorio. Un sistema para hacerlo era creando nuevas ferias y mercados. Es en este contexto histórico cuando aparece la feria de Salàs.

El 1380, el rey Pedro III, “el Ceremonioso”, concede la autorización para celebrar una feria que durará diez días seguidos. El 1420 el rey Alfonso IV concederá dos nuevas ferias, una de las cuales “empezará el miércoles siguiente de la semana de Cuaresma y proseguirá durante los 15 días siguientes”. Será, probablemente, el germen de la feria de ganado de pie redondo que perdurará hasta mediados de los años 70 del siglo XX.

El año 1949 se establece una nueva feria de ganado de pie redondo que complementará la primera de Cuaresma. Esta se celebrará los días 12, 13, 14 y 15 de noviembre, englobando la que ya se hacía el día 14 de ovino y porcino.

La llegada del tractor durante los años 60 irá desplazando paulatinamente al animal en los trabajos del campo. De las 7000 mulas que se reunían en Salàs en el siglo XIX se pasó a menos de 500 ejemplares durante los años 70. El año 1973 será el último en que se harán guías.

A partir de esta fecha la feria de ganado será presencial. Continuará de manera muy precaria la feria del 14 de noviembre.

El año 1990, y pensando en volver a dinamizar la población, se organiza la primera Fira d’Art. En años posteriores se irán organizando otras: la fira d’Andròmines y la Fira de l’Arbre i el Pessebre, actualmente desaparecidas.

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